El Hospital Marco Fidel Suárez, ubicado en Bello, en el norte del Valle de Aburrá, atraviesa una situación crítica en su servicio de urgencias, con una ocupación que alcanzó el 240%. Ante la elevada demanda de atención y el cierre temporal de servicios en instituciones de salud cercanas, la entidad declaró estado de emergencia hospitalaria debido al desbordamiento de su capacidad operativa.
El incremento significativo en la demanda de atención, sumado al cierre temporal de servicios de urgencias en hospitales cercanos, ha generado una presión extraordinaria sobre el hospital, obligándolo a declararse en estado de emergencia hospitalaria para atender la creciente necesidad de la población.
Hospital Marco Fidel Suárez: ampliación de recursos y espacios
Ante esta emergencia, el equipo médico y administrativo ha implementado medidas para mitigar el impacto, habilitando espacios adicionales y reforzando los recursos humanos y físicos disponibles. A pesar del esfuerzo incansable del personal, la institución reconoce que la situación exige la comprensión y colaboración de la comunidad.
El hospital hace un llamado urgente a la comunidad para que utilice el servicio de urgencias exclusivamente en casos verdaderamente urgentes. Además, invita a confiar en el criterio médico del personal, basado en la clasificación mundial del TRIAGE, que prioriza las atenciones según la gravedad, urgencia y condición clínica de cada paciente, con el fin de garantizar que quienes enfrentan situaciones críticas reciban atención oportuna.
La institución expresa su gratitud hacia médicos, enfermeros, auxiliares y personal de apoyo, cuyo compromiso y dedicación son fundamentales para mantener la atención en condiciones tan adversas. Asimismo, solicita a las autoridades y a la comunidad en general actuar con solidaridad y responsabilidad, ya que esta crisis institucional requiere un esfuerzo conjunto por la salud de todos.
Colapso progresivo del sistema hospitalario
Cabe mencionar que el panorama de la sobreocupación de los hospitales en el país se agudiza. Recientemente, el Hospital Pablo Tobón Uribe, una de las instituciones de mayor complejidad en Colombia, también declaró estado de emergencia hospitalaria tras superar el 250 % de ocupación en urgencias de adultos y el 150 % en pediatría.
Asimismo, instituciones de cuarto nivel en ciudades como Bogotá, Cali y Bucaramanga han reportado incrementos similares en los servicios de urgencias, derivados de múltiples factores:
- Demora en la atención primaria, lo que lleva a que los pacientes lleguen a urgencias con condiciones ya avanzadas.
- Reducción de capacidad operativa en otros hospitales, especialmente públicos, lo que concentra la demanda en centros de alta complejidad.
- Incremento de patologías respiratorias estacionales y enfermedades crónicas descompensadas, sin un refuerzo estructural del sistema.
- Migración de pacientes de EPS en crisis hacia instituciones que aún mantienen contratos activos.
Estos elementos configuran una sobrecarga sistémica, donde el modelo prestador-referente colapsa ante la falta de mecanismos de contención comunitaria y atención escalonada.
