
Ante el aumento de los costos, el envejecimiento poblacional y la creciente carga de enfermedades crónicas, los sistemas de salud enfrentan presiones sin precedentes. La clave para garantizar su sostenibilidad futura está en dos estrategias integradas: el uso de herramientas digitales y el fortalecimiento de la prevención y el compromiso proactivo de los pacientes. Así lo señala el Foro Económico Mundial, que destaca múltiples iniciativas a nivel global como ejemplos de transformación efectiva.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2021 las enfermedades no transmisibles —como la diabetes, las enfermedades cardíacas y el cáncer— fueron responsables del 75 % de las muertes a nivel global, sin contar las causadas por la COVID-19. Esto no solo tiene un costo humano inmenso, sino que representa una carga financiera cada vez más insostenible para los sistemas de salud.
En Estados Unidos, el 90 % del gasto sanitario se destina al tratamiento de estas enfermedades crónicas y de salud mental. Solo las hospitalizaciones prevenibles representan una carga de 25 mil millones de dólares al año. Frente a este panorama, adoptar un enfoque basado en prevención, educación y tecnología ya no es una opción, sino una urgencia.
El caso Medicare Advantage y su potencial de replicabilidad
Un ejemplo destacado de cómo alinear incentivos con resultados de salud lo ofrece el sistema Medicare Advantage en Estados Unidos. Este modelo evalúa los planes de salud según indicadores como atención preventiva, gestión de enfermedades crónicas y satisfacción del paciente. Aquellos con mejores calificaciones reciben mayores reembolsos y tasas de retención más altas.
Adaptar este sistema a nivel global podría impulsar una transición desde el modelo reactivo tradicional hacia uno más sostenible, centrado en el bienestar integral y en la educación activa del paciente a través de herramientas digitales.
Compromiso proactivo: clave para la eficiencia y mejores resultados
Involucrar a los pacientes desde etapas tempranas en su atención médica mejora los resultados y reduce los costos. Datos de Medicare Advantage muestran que los planes que fomentan el compromiso activo presentan mayor adherencia a medicamentos, menos hospitalizaciones y mejores índices de retención.
En el Reino Unido, el Servicio Nacional de Salud (NHS) ha facilitado el acceso a vacunas mediante centros ubicados estratégicamente y campañas de sensibilización, reduciendo así la presión sobre las salas de emergencia. Programas educativos y de autogestión han disminuido las readmisiones por diabetes y mejorado el manejo de condiciones crónicas.
En países como Finlandia, India, China y Estados Unidos, ensayos clínicos han demostrado que intervenciones tempranas en el estilo de vida reducen hasta en un 50 % el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en poblaciones de alto riesgo.
La tecnología como puente entre prevención y adherencia
Uno de los desafíos persistentes en salud global es la falta de adherencia a los tratamientos: cerca del 50 % de los pacientes no toman sus medicamentos según lo prescrito, lo que se traduce en costos evitables de más de 300 mil millones de dólares anuales solo en EE. UU.
En este contexto, las soluciones digitales permiten mejorar la comunicación, reducir tiempos de espera y facilitar el seguimiento. En Australia, los sistemas digitales de compromiso de pacientes han demostrado eficacia al coordinar información, mejorar el acceso y reducir la carga administrativa. Iniciativas como la de la OMS, “Medicación Sin Daño”, buscan reducir los errores de prescripción y administración en un 50 %, mediante educación estructurada y comunicación efectiva.
Alfabetización en salud: una barrera crítica
La alfabetización en salud es un indicador determinante en la efectividad de las estrategias preventivas. Mientras que en EE.UU. un 36 % de los adultos tienen niveles bajos, en algunos países esta cifra alcanza el 75 %. Sin comprensión adecuada de su estado de salud y tratamiento, es menos probable que los pacientes participen activamente en su cuidado.
Programas como el “Expert Patients Programme” en el Reino Unido han demostrado que la educación entre pares es efectiva. En este caso, personas con artritis capacitan a otros pacientes, lo que ha llevado a una reducción del 44 % en visitas médicas.
Por otra parte, la atención preventiva ofrece uno de los mayores retornos de inversión en salud. Por cada dólar invertido en prevención de adicciones, se ahorran 10 en tratamientos relacionados. Invertir en educación digital para mejorar la alfabetización, aumentar las visitas de bienestar y fomentar exámenes preventivos puede cambiar la trayectoria del gasto en salud pública.
En Ruanda, las estrategias comunitarias han permitido aumentar las tasas de detección del cáncer de cuello uterino hasta el 90 %, en paralelo con una cobertura de vacunación contra el VPH también del 90 %. Esto se logra mediante un enfoque local, estructurado y sostenido.
IA y digitalización al servicio de la equidad y sostenibilidad
El futuro de la atención sanitaria no se limita a digitalizar procesos: debe centrarse en empoderar a los pacientes. Las nuevas herramientas de inteligencia artificial permiten traducir información compleja en contenidos comprensibles, mejorar la toma de decisiones y facilitar el acceso a recursos educativos personalizados. Combinadas con recordatorios digitales y plataformas interactivas, pueden transformar la relación entre paciente y sistema de salud.
“El futuro de la atención sanitaria depende del compromiso proactivo, la educación y la prevención. Los países que adopten estas estrategias y utilicen recursos digitales podrían crear poblaciones más saludables, mientras reducen los costos y aumentan la satisfacción del paciente”, afirma Lawrence Kosick, cofundador de GetSetUp.